Los cachorros huérfanos son aquellos que carecen de atención materna suficiente para sobrevivir entre el momento del nacimiento y el destete. En estas circunstancias es preciso satisfacer las necesidades fisiológicas que normalmente brinda la madre, tales como humedad, nutrición, inmunidad, aseo, seguridad y estimulación social. Esta tarea puede estar a cargo de una nodriza o una persona.

Los recién nacidos deben permanecer en un ámbito cálido, sin corrientes de aire. Las incubadoras son ideales, pero pueden remplazarse por cestas o cajas de cartón con una base acolchada, absorbente y abrigada. Las mantas mullidas les proporcionan mucha seguridad. 

Su entorno físico

Los recién nacidos exhiben cierto grado de poiquilotermia y durante las cuatro primeras semanas de vida no regulan la temperatura. Suelen acurrucarse junto a la madre, que crea un microclima óptimo, los protege de los cambios ambientales y disminuye la pérdida de calor. Los huérfanos no cuentan con esta posibilidad y son mucho más sensibles. 

Sin la madre, el recién nacido puede experimentar hipotermia, que lleva a la insuficiencia circulatoria y a la muerte. Debe suministrarse entonces calor artificial. Es preferible graduar la temperatura ambiente para que el recién nacido pueda desplazarse hacia y desde la fuente de calor evitando la hipertermia que provocaría deshidratación. 

Su entorno social

Las crías huérfanas a menudo satisfacen sus necesidades nutricionales mamándose entre ellas. Para prevenir lesiones cutáneas es aconsejable separarlas, aun cuando de esta manera se disminuye la temperatura y la humedad del entorno inmediato y la estimulación social mutua. Esta última puede suplirse manipulando de forma breve pero regular a los animalitos. 

El estrés promueve el desarrollo neurológico y el aumento de peso. Los gatitos que no reciben estimulación social desarrollan conductas anormales (no exploran y se tornan agresivos). El contacto con los hermanos puede compensar la ausencia de la madre. Por lo tanto, es preciso determinar si los beneficios de la separación justifican los eventuales trastornos conductuales. 

Crianza de cachorros  huérfanos

Los cachorros adquieren inmunidad pasiva sistémica del calostro e inmunidad pasiva local a través de la leche materna. Si es factible, los recién nacidos deben recibir calostro o leche en las primeras 12-16 horas de vida. En general, la madre se encarga de cortar el cordón umbilical. En caso contrario se secciona de 3,5 a 4 cm. y se aplica un antiséptico tópico. 

Es esencial efectuar un examen clínico minucioso del o de los recién nacidos y la madre, si es posible, para detectar la causa del abandono. Debe prestarse particular atención a problemas comunes como hipotermia, hipoglucemia, deshidratación y defectos congénitos. Si quedan a cargo de una nodriza, la supervisión es crucial para advertir problemas de conducta entre ésta, sus crías y los huérfanos. 

La higiene

En los huérfanos el peligro de infecciones aumenta, de modo que la higiene es fundamental. No deben exponerse a animales adultos ni agruparse con otras crías. Los utensilios deben mantenerse siempre limpios. Los cuidadores deben lavarse las manos antes de manipular a los recién nacidos y después de estimularlos para la micción y defecación. 

La micción y la defecación voluntaria sólo se logran pasadas las tres semanas. Hasta ese momento, dependen de la madre. Los cuidadores deben estimular a los cachorros y gatitos, después de alimentarlos, frotando con suavidad la región perineal con un algodón o un paño humedecido. 

Esquema de alimentación

Los huérfanos deben alimentarse por lo menos cuatro veces al día, pero los recién nacidos muy pequeños o débiles podrían requerir alimentos cada 2 ó 3 horas y los más grandes, cada 4 ó 5 horas. En condiciones normales, los cachorros de una a dos semanas de vida que reciben de cuatro a cinco raciones diarias satisfacen más del 90% de sus necesidades.

Los sustitutos de la leche deben calentarse a 38 ºC y suministrarse con lentitud. Los alimentos fríos, la administración rápida, o la sobrealimentación podrían causar regurgitación, aspiración, distensión y diarrea. Si aparecen signos adversos, es necesario revisar y corregir los procedimientos.

Durante las dos primeras semanas de vida, los cachorros o gatitos deben evaluarse a diario. Deben estar bien hidratados, dormir sin sobresaltos, y aumentar de peso como los recién nacidos criados por sus madres. Es importante registrar la vigilia, la succión, el comportamiento general, la temperatura corporal, el peso y las deposiciones todos los días o más a menudo si se advierte debilidad o apatía.

 

Fuente de información: Foyel (La atención de cachorros y gatitos huérfanos)