La crisis migratoria en Ucrania ha llevado a numerosos refugiados a buscar un futuro mejor en diferentes países, entre ellos España. Pero, ¿qué ocurre con sus animales de compañía? A menudo, estos refugiados llegan acompañados de sus perros, gatos u otros animales que han sido una fuente de apoyo emocional y afectivo durante su huida de la violencia y la persecución en su país de origen.

Para garantizar que los animales de compañía cumplan las condiciones de entrada en la Unión Europea y no supongan un riesgo para la salud pública, la UE ha solicitado a sus Estados miembros que autoricen el desplazamiento sin ánimo comercial de estos animales. Sin embargo, debido a que Ucrania es un país donde la rabia está muy extendida entre los animales y las personas, y es endémica de Echinococcus multilocularis, el Gobierno español ha elaborado un protocolo de actuación homogéneo en todo el territorio para mitigar los riesgos inherentes a la llegada de animales que no cumplan las condiciones de entrada en la UE.

Este protocolo establece unas medidas básicas para el transporte y la entrada de animales de compañía en España, y ha sido actualizado recientemente para garantizar una mayor protección tanto para los animales como para las personas. Entre las medidas más destacadas se encuentran la obligación de presentar un certificado sanitario que acredite que el animal ha sido vacunado contra la rabia y ha sido sometido a un tratamiento contra Echinococcus multilocularis, así como la necesidad de que los animales sean transportados en jaulas o contenedores adecuados para garantizar su seguridad y comodidad durante el viaje.

Además, se ha reforzado la vigilancia en los puertos y aeropuertos para evitar la entrada de animales que no cumplan estas condiciones, y se ha creado una red de veterinarios en todo el territorio para supervisar la llegada de animales y garantizar que se cumplen todas las medidas sanitarias establecidas.