Una enfermedad que se da en las hembras de algunos mamíferos, como las gatas y las perras, es la Piómetra. Este problema en la salud de nuestras peludas consiste en una acumulación de pus en el interior de la matriz.

En general, las mascotas que contraen esta enfermedad suelen ser de edad media o avanzada, aunque tampoco es extraño que una gata o perra jóvenes sufran una piómetra. Este problema, que está provocado por una bacteria, surge cuando los niveles de progesterona están más altos, tras el celo.

Fases de la piómetra

La mucómetra es la acumulación patológica de sustancia mucosa que termina por infectarse. Se produce dentro de los úteros inactivos, que terminan distendidos. Si se da una conjunción entre esta acumulación de moco estéril con una bacteria (como la escherichia coli, la más común en estos casos), y un nivel alto de progesterona, es sencillo que nuestra gata o perra termine contrayendo una piómetra.

La entrada de esas bacterias en el organismo de nuestra mascota puede producirse a través de la vulva y la vagina, atravesando el cuello uterino, o por medio de la sangre, procedente de otra infección que ya está dentro de su cuerpo.

Entre otras cosas, la progesterona hace que desaparezca la respuesta leucocitaria cuando prepara al útero para la gestación. Esto, en un animal que ha contraído una piómetra resulta un problema grave, ya que desaparecen las defensas del interior del útero.

Debemos intentar evitar administrar a nuestra mascota pastillas e inyecciones para que no pase el celo, así como que tenga celos repetidos sin llegar a fecundar, ya que estos factores contribuyen a la aparición de la piómetra.

Síntomas

  •   La mascota apenas come, pierde el apetito. 
  •   La mascota está en estado de letargo. 
  •   La mascota bebe más agua de lo que es habitual.

En una piómetra abierta, el abdomen de la mascota gana volumen mientras que expulsa secreciones vaginales purulentas y con mal olor. 

En una piómetra cerrada, el malestar del animal es mayor, ya que no expulsa parte de esas secreciones. Si la matriz llega a romperse, la parte infectada pasa al abdomen, y se convierte en una peritonitis infecciosa, mucho más peligrosa para la vida de nuestra mascota.

Ante estos síntomas, y si coincide que la perra ha estado en celo alrededor de ocho semanas antes, lo más conveniente es acudir rápidamente al veterinario. Allí, mediante radiografías, ecografías, analíticas y bioquímicas, podrá diagnosticarse la piómetra para aplicar el tratamiento que sea conveniente en cada caso.

Tratamiento

Para tratar una piómetra, lo primero que hay que hacer es estabilizar al animal a base de sueros y antibióticos, para poder entrar en quirófano. Una vez dentro, lo más conveniente es extirpar los ovarios y el útero.

Antes la cirugía era la única solución. Hace poco, se ha probado el tratamiento con una droga que, aunque provoca algunos efectos secundarios leves, evita pasar al animal por el quirófano. El problema de este tratamiento es que a veces la piómetra es recurrente, y al final resulta inevitable pasar por quirófano.

 

Fuente: mascotas.facilisimo