Sistemas de cría
Criar Carlinos no es ni más ni menos difícil que criar cualquier otra raza de perro. Pero el caso es que todas las razas tienen sus talones de Aquiles y sus peculiaridades morfológicas, estructurales, patologías hereditarias, ... por ello, es fundamental un conocimiento riguroso de la raza en cuestión si queremos que las cosas salgan bien. Y, si salen mal, (la genética no es una ciencia exacta) tener la conciencia tranquila de haber tenido las precauciones necesarias para que no hubiesen ocurrido. La cría de alto nivel requiere conocer a fondo las distintas líneas de sangre, saber lo que aportan y lo que empeoran, y cuidar muchísimo la prevención de enfermedades de influencia hereditaria: displasia de cadera y codo, atrofia progresiva de retina, etc...
Hay tres modalidades principales que se diferencian entre sí en el grado de consanguinidad utilizado:
- Cruce abierto (Out-crossing) Se aparean dos ejemplares con un nivel nulo de consanguinidad, es decir, sin parentesco mutuo. Este tipo de cría reduce los problemas derivados de la consanguinidad (taras hereditarias), pero debilita la línea de sangre de ambos ejemplares. Puede haber descendientes muy valiosos individualmente, pero su fuerza genética será una incógnita. Utilizar este sistema sólo sería justificable para reducir consanguinidad en líneas cerradas en exceso o en el caso de ejemplares de alto valor como reproductores con genes muy dominantes.
- Cruce consanguíneo (Line-breeding). Se cruzan ejemplares que tengan un mayor o menor grado de parentesco en sus pedigrees buscando fijar determinados caracteres que nos gustaría tener representados en nuestro "carlino ideal". El problema de este sistema es que, a veces, también se fijan los caracteres indeseables (taras genéticas) y ello es difícil de predecir. La ventaja de esta modalidad de cría es que permite a un criador tener unos perros homogéneos y reconocibles exteriormente como "típicos de su afijo".
- Cruce consanguíneo extremo (In-breeding). Sólo apto para entendidos. Requiere conocer a fondo nuestra línea de cría y tener la experiencia de numerosas camadas con el sistema anterior. El cruce se realiza aquí con individuos con parentesco directo: padres e hijos, entre hermanos,..., con lo que el riesgo de que afloren patologías de carácter hereditario es máxima. Se justifica especialmente cuando resulta imprescindible para mantener una determinada línea de sangre.
Fuente: valdelesabeyes