Es relativamente raro encontrar en venta reproductores adultos de calidad. La mayor parte de los reproductores disponibles (hembras o machos) tienen un alto riesgo de presentar defectos ocultos o no satisfacer las expectativas respecto al estándar. Es natural entonces que, por lo general, los criadores reserven los cachorros más prometedores de su criadero para explotarlos personalmente. La elección de reproductores recaerá entonces en cachorros, lo que significa realizar una apuesta sobre el porvenir, ya que la conformidad con el estándar de la raza y la fertilidad sólo se confirmarán mucho más tarde.

Cuando entre las hembras de una camada se elige a una futura reproductora, también se está apostando al futuro. Esta elección también se basa principalmente en su ascendencia. Aunque la responsabilidad genética respecto de la descendencia es idéntica para ambos progenitores (50%), es preciso tener en cuenta que la hembra debe asumir además la lactancia y la educación de los cachorros. Por lo tanto, los criterios de selección de una reproductora deberán abarcar, además de su valor genético intrínseco, la facilidad para parir, las aptitudes para la lactancia y las cualidades maternales.