¿Qué requisitos deben cumplir los perros?

A lo largo de los últimos años se han venido realizando estudios que han resultado muy positivos respecto a la introducción de un perro en residencias geriátricas con fines terapéuticos. En las sesiones se apuesta por la asistencia mediante visitas programadas, ya que pensamos que puede ser más beneficioso que la estancia permanente junto a los ancianos.

Antes de comenzar a trabajar es fundamental conocer la residencia, a las personas que viven y trabajan allí, para saber las limitaciones y las capacidades de las personas mayores. Lo más importante es saber tratar y educar a un animal para que nos ayude a mejorar la calidad de vida de las personas. 

La selección del perro para la terapia

No todos los perros son aptos para desarrollar este tipo de terapias. En primer lugar, todos los animales que consideramos potencialmente co-terapeutas son sometidos a un control veterinario para ver su estado de salud. Además, a su llegada se les realiza un primer examen para detectar posibles patologías de comportamiento, como fobias y agresividad, que lo hagan inestable. 

Al animal que vemos con posibilidades lo adiestramos para juegos específicos: acompañar, escuchar y dar cariño. Desde el principio les educamos enseñándoles a disfrutar de la compañía humana, a estar pendientes de con quien están jugando, a quien acompañan... Asimismo, dependiendo de su edad son sometidos a un entrenamiento específico para que respondan a las cuatro órdenes básicas: sentado, tumbado, quieto y junto. 

La socialización es la clave

Algunos de estos animales son llevados a familias especiales con el objetivo de que se acostumbren a una vida familiar, y sigan practicando los juegos y las órdenes aprendidas. Todo esto se realiza con un especial cuidado, sobre todo la selección de la familia a la que van, ya que un fallo puede echar a perder todo el trabajo. 

A este perro, desde un principio, se le integra en un ambiente familiar, en contacto con personas mayores y niños. De este modo no viven aislados y aprenden a convivir en comunidad y a compartir su espacio. El objetivo es que el can nos aporte compañía, nos apoye emocional y afectivamente, estimule la comunicación y mejore el estado psico-social de las personas. 

El perfil deseado

Sabemos que cada ejemplar, al igual que las personas, a pesar de ser de una determinada raza, tiene su propio carácter y personalidad, por lo que hay que analizar múltiples factores. Para ello, se les realiza un test donde medimos su atracción social, la fidelidad, su dominancia-sumisión, dignidad, sensibilidad sonora y visual.

La meta es seleccionar un can de estructura fuerte, ágil y activo, pero sobre todo que tenga un buen carácter, inteligente, que aprenda con facilidad, que sea sociable, paciente y amable. Con respecto al tamaño preferimos un animal de talla media para que así pueda resultar más accesible a los ancianos que están en cama y para los que no pueden moverse fácilmente. 

Los cuidados sanitarios

El perro que trabaja como co-terapeuta es vacunado anualmente contra la rabia, el moquillo, la hepatitis y la tos de las perreras. Se le realizan desparasitaciones, internas y externas, periódicamente y son bañados con champú desinfectante semanalmente. 

También siguen una alimentación especial, fundamentalmente durante la época que realizan la terapia, basada en piensos de gran calidad. Los días que ellos trabajan, antes de las visitas se les limita la ingesta nutricional habitual, para completarla posteriormente y reforzarla con complementos vitamínicos. Durante todo el tiempo se controla su estado sanitario, asegurándonos que no sean sometidos a daños físicos o psicológicos. 

Para que los animales ayuden a las personas a sentirse mejor y mejorar su salud, es clave que el perro esté a gusto y se sienta querido por sus cuidadores y por el resto de las personas que forman los grupos de terapia. Sólo de esta forma podemos tener un ejemplar sano y equilibrado.

Mejoran la vida de los ancianos

Existe una clara evidencia de que las terapias asistidas con animales ofrecen un significativo beneficio, mientras que el daño que pueden causar es mínimo. Estudios previos llevados a cabo por Stryler-Gordon, Beall y Anderson, realizados en 284 residencias en Minnesota, demuestran que ninguna de ellas informó de alergias o infecciones causadas por los animales, y observaron que había menos riesgo de infección o accidentes que con humanos. Tan sólo el 6,3% de las residencias informó de 19 accidentes, de los cuales sólo dos eran serios. Así se concluye que, por cada 1.000 accidentes, tan sólo el 0,45% esta relacionado con los animales. 

Desde el punto de vista sanitario, los animales son importantes transmisores de enfermedades y pueden suponer una fuente de contagio durante la terapia. 

Por ello, ésta se realiza con ejemplares perfectamente sanos y con los cuidados pertinentes. Finalizada una de las experiencias de terapia asistida con animales con ancianos, realizada por Terapianimal.com, los resultados del proyecto han sido prometedores. Vamos a ver cómo y de qué forma se ha producido una enriquecedora simbiosis. 

Inicio de la terapia

Los seis meses de terapia han dado ya sus frutos, y podemos afirmar que la asistencia de estos increíbles animales en las sesiones de terapia aporta un importante beneficio. El programa comenzó con una minuciosa evaluación de los ancianos, de forma que se pudiera conocer el estado de los mismos de una manera integral, incluyendo sus estados físico, psicológico, psico-social, emocional y espiritual, así como su potencial y sus li mitaciones e intereses.  

Esto permitió observar una gran variedad de patologías y problemáticas, aunque se encontró un punto en común en todos ellos: el estado de ánimo. Las ganas de vivir y disfrutar, el entusiasmo, la alegría, etc. estaban ausentes en la mayoría de ellos, a pesar de afirmar su bienestar físico en la residencia y la calidad en los cuidados y ofertas de la misma. La metodología para desarrollar la terapia asistida con animales fue compleja, contando con un minucioso estudio de las necesidades y los intereses de los ancianos, y las actividades a realizar en conjunto con los animales. 

También se ha realizado un análisis de los beneficios que cada una de estas actividades aporta a todos ellos, tanto a nivel individual como grupal. Las sesiones de terapia se estructuraron en tres bloques: en un principio, estuvieron enfocadas, por un lado, a mejorar el estado anímico y la motivación de los participantes y, por otro, a la constitución de un grupo con las características necesarias para lograr nuestros objetivos, en el que un determinado ambiente y un significativo vínculo con los animales permitiera aprovechar al máximo nuestros recursos. 

Avances con los ancianos

Una vez conseguido, se incrementó la dificultad de las actividades y las exigencias a otros niveles, y se aumentó el número de sesiones semanales, para obtener una progresión más eficaz en los resultados. Respecto a las sesiones de terapia asistida con perros, decir que fueron cuidadosamente elaboradas, adoptando diversas actividades de la terapia ocupacional y la psicología como herramientas de trabajo, para incluir a los animales y la interacción de los mismos con los ancianos. Asimismo, fueron estructuradas de forma que resultaran lo más productivas y variadas posible. 

Al inicio de la terapia, las sesiones fueron menos complejas; la primera sirvió para buscar un contacto inicial y una importante motivación para los ancianos, realizándose una increíble muestra de habilidades para las que han sido entrenados los animales. Pero, en sucesivas intervenciones, la estructura de las sesiones se modificó, para acabar llevando a cabo varias actividades de diferente índole cada una. 

Primeros síntomas de mejora

En cuanto a los resultados, cabe destacar tanto la mejoría de los ancianos a todos los niveles -principalmente en aspectos neurocognitivos, emocionales y sociales-, como su sorprendente interés por la terapia. Éste se vio manifestado en la constancia de su participación, así como en sus declaraciones en las últimas evaluaciones y entrevistas realizadas. 

Desde el punto de vista terapéutico, sorprendió el componente motivacional, fundamental para lograr que la terapia sea efectiva a nivel grupal y en periodos de intervención breves. Esto se debió únicamente a los animales del grupo: los perros. Como ejemplo, mencionar las aportaciones espontáneas y voluntarias de los ancianos, con la expresión de sus sentimientos y emociones a través de poesías o canciones escritas por uno de los participantes en relación a los animales, y los innumerables comentarios siempre a favor de éstos animales, tanto dentro como fuera de las sesiones.  

La conclusión es que la colaboración de estos animales con el hombre ha sido notable a lo largo de la historia, y en nuestros días, donde el cuidado y la atención de nuestros mayores adquieren un importante peso en nuestra labor social, el perro cobra de nuevo protagonismo por sus sorprendentes aportaciones. 

Lamentablemente, todavía en nuestra sociedad hay quien intenta negar la evidencia e impedir que estos maravillosos animales puedan llevar cariño, alegría y otros muchos regalos a tantas personas que, en silencio, reclaman su compañía.

Conoce sus beneficios

Muchas veces, la única forma de conseguir la curación de un paciente es la Terapia Asistida por animales de compañía. Es una alternativa a otros tipos de terapia cuando se han probado y no han funcionado. La relación entre los animales y los pacientes suele ser la mejor opción a la hora de conseguir altos niveles de relación, estimulación y amor incondicional.

Los animales de compañía son capaces de generar un cambio en el comportamiento humano no sólo de los niños, sino también de adultos y ancianos en situaciones de riesgo. Entre los más pequeños, cada vez son más los profesores y pedagogos los que incluyen una mascota en la clase, para fomentar el cuidado y el cariño por estos animales a la vez que promueve la relación entre los niños.

En los más mayores, se propicia que salgan a pasear con sus perros, y eso también consigue que se relacionen con los dueños de otros perros. Entre los adultos, los más beneficiados por estas terapias son los que tienen algún tipo de discapacidad, ya sea psíquica o física, ya que los animales fomentan la comunicación.

Lo que se consigue con las TEAAC

  • Empatía: Resulta más sencillo sentir empatía por un animal que por un ser humano. Esto se nota, sobre todo, en los niños. Esta facilidad se debe a que es más sencillo saber qué está pensando un animal a través de su lenguaje corporal que un humano. 
  • Enfoque exterior: Cuando una persona tiene problemas mentales, baja autoestima, depresión o cualquier tipo de problema psicológico, las terapias puede conseguir que piense y hable más de los animales que de sus problemas. 
  • Relaciones: Cuando la terapia convencional es complicada por la resistencia que opone el paciente, incluir en ella a un animal puede servir para que el paciente se relacione con el terapeuta a través de proyectar sus sentimientos y experiencias hacia la mascota. El enfermo se sentirá mucho más seguro en este contexto. 
  • Aceptación: A diferencia de las personas, los animales no se basan en criterios externos para querer a alguien. Por eso, los pacientes de las terapias aumentarán su autoestima, al sentirse queridos y capaces de querer.
  • Entretenimiento: Da igual que a una persona no le gusten los animales. Todos, instintivamente, observamos las reacciones y movimientos de los animales. Por eso, son beneficiosos en instituciones donde el paciente tiene que estar durante un periodo largo. 
  • Mayor socialización: los animales consiguen que las personas estén más alegres y quieran socializarse con los demás. El estado de ánimo aumenta, y disminuyen la ansiedad y el estrés. También se nota menos la sensación de aislamiento porque se habla más con otras personas. 
  • Contacto físico: Para que los niños crezcan sanos psicológicamente hablando, es necesario que tengan contacto físico. Si no les gusta estar con otras personas, es probable que sí les guste pasar el tiempo con animales, acariciarles y darles todo su cariño. 
  • Sentido de responsabilidad: Los animales saben cómo cuidar de la gente. Además, hacen que el individuo pueda adquirir sentimientos de competencia y seguridad. 
  • Beneficios fisiológicos: En muchos casos, los animales consiguen que las personas se sientan relajadas.

Interactuar con animales

Las relaciones que pueden darse entre el animal y el paciente pueden surgir instantáneamente y terminar de forma súbita sin ningún tipo de tristeza por parte del paciente. La terapia se basa en un diálogo táctil y oral, y en juegos conceptuales de comportamiento, como vestir a los animales con ropas humanas.