La inflamación de los pies es una patología que acompaña muchas dermatitis de los perros, siendo mucho menos frecuente en gatos, en los que destaca la pododermatitis de células plasmáticas, proceso posiblemente inmunomediado que cursa con una hinchazón y ablandamiento de las almohadillas plantares de varios pies, principalmente de las metacarpianas y metatarsianas. Generalmente es una patología que remite sin tratamiento;cuando no es así, se recomiendan dosis inmunosupresoras de corticoides.

En perros, ante una pododermatitis, un primer paso es comprobar el número de pies afectados. Si solo es uno lo más probable es que el origen sea traumático, con o sin la presencia de un cuerpo extraño, con frecuencia una espiga, incluyendo en esta etiología la forunculosis interdigital. Se observa la presencia de uno o varios nódulos eritematosos, generalmente a nivel dorsal, que pueden fistulizar, y la presencia de molestias con lamido o mordisqueado del pie.

La forunculosis interdigital afecta con frecuencia a perros con pelos duros y cortos a este nivel, como los bulldog. Al caminar, los pelos son empujados hacia el interior del folículo, rompiéndose y liberando queratina, lo que provoca una inflamación intensa y una infección secundaria, generalmente por estafilococos.

Recientemente (Duclos y col, 2008) se ha publicado que el proceso anterior se debe a quistes foliculares interdigitales causados por traumatismos de la superficie ventral interdigital, quistes que rompen y provocan una reacción inflamatoria a un cuerpo extraño, que se infecta secundariamente. Los autores describen su tratamiento mediante cirugía láser.

En ambos casos, el tratamiento es similar al de otras infecciones profundas, a base de antibióticos sistémicos durante alrededor de 2 meses, que se puede complementar con antisépticos tópicos o mupirocina tópica; en el caso de la presencia de algún cuerpo extraño, éste tiene que ser eliminado previamente.

Otras posibilidades son las neoplasias y, más raramente, las infecciones de las uñas, fúngicas o bacterianas, que se comentan más adelante.

Mastocitoma.

Cuando hay varias extremidades afectadas, lo primero que hay que diferenciar es si la inflamación se debe principalmente al lamido por parte del paciente o no.

En los procesos alérgicos es frecuente encontrar varios pies afectados por el lamido o mordisqueado, generalmente los delanteros, lo que puede ocasionar la aparición en la zona afectada de alopecia, pelaje rojizo e inflamación de los espacios interdigitales.

Dermatitis por Malassezia interdigital en un dálmata con reacción adversa a los alimentos.

En estos casos es obligado realizar una citología de los espacios interdigitales afectados en busca de Malassezia o bacterias, ya que suelen ser gérmenes complicantes de la inflamación y hay que tratarlos.

Además, salvo que la clínica indique lo contrario, en caso de duda hay que realizar un raspado profundo para descartar una demodecia.

En el caso de que sean varios los pies afectados y las lesiones no se deriven del mordisqueado o lamido por parte del perro, las opciones más probables son la sarna demodécica y las dermatitis inmunomediadas.

Por lo tanto, al igual que en el caso anterior, el primer paso es descartar o confirmar una demodecia mediante la realización de un raspado profundo o, si es negativo, con el estudio microscópico del material recogido mediante la obtención de pelos de la zona con pinzas. Si así tampoco se encuentran ácaros y hay sospecha de demodecia, se recomienda hacer una biopsia.

Demodecia: ver pododermatitis.

Una vez descartada la posibilidad de una demodecia, se debe indagar si la causa de la dermatitis puede ser el contacto con alguna sustancia. Si se elimina esta posibilidad, lo más probable es que el origen sea inmunomediado.

 Penfigoide ampolloso.

En este caso hay que buscar lesiones en otras zonas de la superficie corporal, en mucosas y en uniones mucocutáneas que puedan sugerir una dermatitis autoinmune y, en su caso, realizar una biopsia de lesiones recientes para su estudio anatomopatológico.

Dentro de las causas autoinmunes, es posible la afectación de los dedos y pulpejos en la enfermedad debida a crioaglutininas, proceso en el que aparecen necrosis en las partes distales corporales (puntas de orejas y rabos, además de las comentadas en pies) cuando el animal se expone a temperaturas frías, por debajo de los 5°C.

Una vez descartadas las posibilidades anteriores y si el aspecto es de una dermatitis autoinmune y solo hay afectación de los pies, sin lesiones en otras áreas corporales, el diagnósico probable es el de pododermatitis linfoplasmocitaria sensible a inmunosupresores, denominación recientemente propuesta.

Pododermatitis linfoplasmocitaria sensible a inmunosupresores

Este proceso suele afectar a los 4 pies, aunque puede comenzar en uno o dos solamente, los cuales muestran intensa inflamación, con eritema, alopecia y dolor, pudiendo en ocasiones haber ampollas y fístulas con exudado serosanguinolento.

Aunque la literatura cita que ningún caso responde a una dieta de eliminación, el autor ha observado algún caso relacionado con la dieta, por lo que considera importante someter a todos los pacientes a una restricción alimentaria de al menos dos meses de duración.

Los animales responden al tratamiento con inmunosupresores, ajustando finalmente la dosis a la menor que controle el proceso; alternativamente al uso de corticoides se puede administrar ciclosporina a una dosis inicial de 5 mg/kg v.o. c24h, ajustando posteriormente la dosis.

 Hiperqueratosis digital idiopática.

 

Otras afecciones podales

 Existen otras manifestaciones a nivel podal que pueden cursar sin inflamación concurrente de los pies.

Hiperqueratosis de las almohadillas plantares

Diversas patologías pueden cursar con hiperqueratosis a este nivel, observándose con más frecuencia en el pénfigo foliáceo y en la hiperqueratosis digital idiopática. Otras enfermedades infrecuentes que cursan con este signo son el moquillo, el síndrome hepatocutáneo o eritema migratorio necrolítico, la dermatosis sensible al zinc, etc.

Salvo la hiperqueratosis digital idiopática, el resto de patologías muestran lesiones en otras áreas corporales o signos sistémicos que encauzan el diagnóstico.

El tratamiento de la hiperqueratosis digital idiopática consiste en baños de los pulpejos con agentes hidratantes como el propilenglicol al 50%; al inicio se realizan diariamente y después con la frecuencia necesaria.

Onicogriposis en un caso de leishmaniosis.

Patologías ungueales 

Existen distintas patologías que pueden afectar a la forma, fragilidad, etc. de la uña, con o sin inflamación del lecho ungueal, y sin afectación del resto del pie.

En los casos en que solo haya afectación de las uñas se recomienda hacer un cultivo bacteriano y un estudio anatomopatológico de una uña lesionada, así como una dieta de eliminación de al menos dos meses de duración.

Biopsia en patologías ungueales

La técnica estándar consite en la extirpación quirúrgica de la tercera falange completa (oniquectomía distal).

Alternativamente, se puede obtener una biopsia del lecho ungueal con un sacabocados grande, de 8 mm., dirigido paralelo al eje longitudinal de la uña.

Aparte de las causas traumáticas, existen infecciones bacterianas y, con mucha menor frecuencia, por dermatofitos. Los traumatismos e infecciones bacterianas se tratan extirpando las uñas o trozos fracturados, aplicando antisépticos tópicos y administrando antibióticos orales durante 10 días en caso de traumatismo y 6-12 semanas en infección no secundaria a traumatismo. Las onicomicosis necesitan varios meses de terapia sistémica.

La incurvación de las uñas en forma de gancho (onicogriposis) es una manifestación típica de la leishmaniosis.


Algunas patologías inmunomediadas, como los pénfigos, pueden cursar con inflamación de los dedos y lesiones en la uñas (fragilidad, onicogriposis).

Finalmente, la onicodistrofia lupoide es un proceso con etiopatogenia poco clara, que cursa con alteración en la formación de las uñas, y ablandamiento y caída de las mismas; para su diagnóstico se necesita del apoyo anatomopatológico, que ayuda a su vez a descartar las etiologías comentadas previamente.

 

Este proceso puede responder a varias terapias, siendo de elección inicial la administración conjunta de tetraciclina y nicotinamida, de forma similar a como se describe en el lupus eritematoso discoide; si no mejora, puede añadirse al tratamiento pentoxifilina (10 mg/kg c8h v.o.) o ácidos grasos, o bien cambiar la terapia por inmunosupresores.


© Juan Rejas López. Extraído de Rejas López, Juan. Dermatología práctica en el perro y gato. Castellón: Consulta de Difusión Veterinaria. 2007. 139-143. ISBN: 978-84-931636-5-5.

 

Referencias bibliográficas 

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