Es una enfermedad netamente metabólica que se produce en las hembras en estado de gestación o después del parto. Se la conoce también con el nombre vulgar de "fiebre de la leche". En la perra generalmente se manifiesta en razas pequeñas entre una y dos semanas posteriores al parto y en la gata a término de la gestación o entre uno y cinco días de terminada ésta. La causa se debe a una disminución de la concentración del calcio en sangre. Es lógico que una camada numerosa representa un esfuerzo grande sobre la capacidad de la madre para suministrar calcio, por intermedio de la leche que le da a sus cachorros para el desarrollo de su esqueleto, teniendo en cuenta, que ella ha estado suministrando este elemento a sus crías durante todo el período de gestación. Es una enfermedad que comienza en forma casi espontánea con su sintomatología clínica, la hembra comienza a sentirse inquieta, se agita, tiembla, tambalea, se tumba sobre un lado como si tuviese un espasmo, su agitación va en aumento y la saliva moja parte de su hocico. Los miembros se tornan rígidos por momentos, el animalito no pierde la conciencia y mira con expresión de ayuda. A esta altura de los acontecimientos, amos que nunca habían visto una perra en esta situación y desconocen la enfermedad piensan que se ha intoxicado y en un estado desesperante llegan a la consulta del veterinario. Otros comienzan aplicarles remedios "caseros" (aceite con leche) que empeoran totalmente el cuadro, produciendo en algunos casos neumonías por "falsa vía" (la leche con el aceite llegan al pulmón) con consecuencias fatales.