Corresponde a la energía digestible menos la energía contenida en los gases (particularmente el metano) y en la orina (particularmente la urea en los mamíferos y el ácido úrico en las aves) producidos por el animal. Las pérdidas en gases pueden suponer un 8% de la EB en el caso de los rumiantes y las de orina un 5%, dependiendo del contenido en nitrógeno del alimento.